Misología, cartografía de un desaire a la idea, 2024
I
El sentido etimológico de la palabra misología (miso= odio, logos= idea, razón, argumento) es “odio a la razón”; sin embargo, este concepto puede concebirse no sólo como una postura antagónica al razonamiento, sino también como una alternativa de consolación ante la hegemonía del pensamiento articulado y la argumentación constante
En el filme del cineasta Darren Aronofsky Pi, el orden del caos, Max, el protagonista, decide perforarse el cráneo con un taladro para disolver sus habilidades matemáticas, mismas que lo habían llevado a encontrar el número que nomina a Dios. Pero este descubrimiento originado por su gran capacidad mental trajo muchas consecuencias negativas: el razonamiento genera muchas satisfacciones, pero también muchas angustias. Ya decía Immanuel Kant que en muchas ocasiones los más experimentados en el uso de la razón “se han echado encima más penas que felicidad”.

II
Hay una contradicción intrínseca al asumir una posición misológica: la de echar mano de un concepto muy racional para explicar una postura en contra de la razón. Es así, como el recurso de la perforación craneal practicada a sí mismo por el personaje de Pi, el orden del caos para disminuir sus capacidades de raciocinio, me ha permitido establecer una metáfora para esta serie pictórica.
Un insecto excavador puede entenderse como un dispositivo que evidencia la contradicción de la misología: la acción perforadora remite al mismo efecto atenuante de aquella intervención craneal, pero también alude al impulso de nuevas relaciones. El surco, las conexiones de su trayecto con sus múltiples instancias y el rastro que deja a su paso engendran una nueva cartografía.

Tanto las piezas en gran formato como las de pequeño son una especie de mapas mentales. Son un planteamiento de trayectos, instancias y conexiones. ¿Cómo hacer un desarrollo genuino del concepto misología sin hacer uso de argumentaciones razonadas?
Me parece que, ante esa imposibilidad, lo que resta es seguir el rastro de un insecto.

III
En muchas ocasiones busco en la cotidianidad mecanismos que aminoren por un momento la pulsión por tratar de darle sentido a todo lo que me rodea. Al margen del desfogue que experimento por su condición expresiva, la pintura me demanda mucha energía intelectual y en no pocas ocasiones he pensado en menguar, como el personaje de Pi, el orden del caos, esta pulsión racional. La representación de las trayectorias de un insecto excavador me han servido para colmar esta intención de manera simbólica.
Galería

Epílogo
El 3 de enero de 1889 Friedrich Nietzsche paseaba en una plaza de Turín. Vio cómo un cochero azotaba a su caballo, salió corriendo y se interpuso para proteger al animal. A partir de ese día, Nietzsche no recuperaría la cordura. Hay múltiples explicaciones sobre lo que propició su estado vegetativo por más de 11 años hasta su muerte. Georges Bataille propuso la hipótesis más coherente: Nietzsche se volvió loco porque aceptó plenamente su filosofía.























