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Lo raro; lo otro; (lo extraño)
Exposición individual

Galería ArtSpaceMéxico | Campeche 281. Col. Condesa, CDMX
Del 11 de abril al 24 de junio de 2025
Gestión: Armando Martínez y Alejandro Villegas
Texto curatorial: Santiago Pérez Garci
Asesoría museográfica: Jaime García
Registro fotográfico: Arnold Acevedo
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Reseña:

Esta exposición nos sumerge en un territorio pictórico donde la repetición, la otredad y la extrañeza son exploradas como tensiones fundamentales en la construcción de sentido. A través de cuatros series interconectadas, el artista despliega un lenguaje donde el gesto pictórico oscila entre lo controlado y lo espontáneo, la figura se descompone en sombras irreductibles y la percepción del espectador se ve confrontada con sus propios límites. En este conjunto de obras, la pintura no se presenta como un objeto de contemplación pasiva, sino como un campo de interrogaciones sobre lo singular, lo múltiple y lo inquietante.

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Las piezas presentadas en la exposición pertenecen a las siguientes series:

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  • Simultáneas (ver)

  • Lo raro, lo extraño (ver)

  • El corazón de las tinieblas (ver)

  • Una temporada con Rimbaud (ver)

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Texto curatorial

Un año después de finalizar la Primera Guerra Mundial, en 1919, apareció publicado el texto Das Unheimliche, de Sigmund Freud. El concepto –problematizado en su traducción del alemán– alude en las teorías del psicoanálisis a lo siniestro, lo ominoso y lo reprimido, a lo oculto revelado a la luz, de acuerdo con distintas acepciones.  La extrañeza ante lo desconocido, ante lo “otro”, han trascendido los estudios de la naturaleza de la psique y el comportamiento humano, derivando en posicionamientos teórico-críticos inscritos en los territorios del arte, el cine y la literatura. 

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Durante los siglos XIX y XX, no pocos pensadores y corrientes filosóficas de la llamada “posmodernidad” indagaron en torno a las identidades estéticas del “horror”, de lo “grotesco”, de lo “monstruoso” en el arte, más allá de las categorías hegemónicas –lo bello y lo sublime– que marcaron la tradición clásica y las estéticas del racionalismo y del romanticismo. Además del ensayo de Freud, emblemática en esta línea es la obra Lo raro y lo espeluznante, del filósofo y crítico cultural británico Mark Fisher, en la que se exploran las relaciones subjetivas y estéticas de los individuos con el miedo y con lo extraño.


El devenir de este pensamiento crítico se revela en paralelo a las muy estudiadas crisis de la tradición academicista en la representación; las célebres “pinturas negras” de Goya, las motivaciones de los movimientos de vanguardia o los imaginarios de aquellos autores identificados con la “neofiguración” de la segunda mitad del siglo pasado son paradigmáticos en estas líneas disruptivas de la historia del arte universal. Fue en el contexto de posguerra cuando irrumpió una generación de artistas como Francis Bacon, Frank Auerbach y Leon Kossoff,  reconocidos en la llamada Escuela de Londres, que postuló una mirada introspectiva, existencialista  y nihilista dentro de la categoría genérica del retrato. Finalmente, ¿no establece este género un principio de significación e identidad subjetiva más allá de una capacidad de traducción mimética del sujeto representado? 

 

La “mirada fuerte” –de acuerdo con la pertinente nominación de Teresa del Conde al respecto de una exposición sobre estos autores– fue el elocuente principio para establecer un orden plástico fundamentado en la deformidad de rostros y cuerpos: seres grotescos que cobran corporalidad en un singular imaginario donde la materialidad y la pincelada expresionista son principios conceptuales y fuentes de significación, más allá de elementos plásticos de la composición.

 

Aquella cuestión en torno a las identidades del retrato y la figuración es principio latente en la indagación pictórica del joven artista Jorge Navarro. Su identificación con aquella generación británica rebasa cualquier influencia inmediata, en tanto que su principio creativo se enarbola en el análisis y sistematización de los procesos pictóricos y no en la confección mimética. No es en la traducción de la imagen a través de pinceladas, sino en las cargas simultáneas de óleo sobre el lienzo mediante el uso de espátulas como se revelan las formas, combinaciones cromáticas, los estados anímicos y significados que emergen desde la subjetividad. 

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Literatura y artes visuales convergen en la guía creativa de Navarro. La presente reunión de piezas se estructura curatorialmente en cuatro series que nuestro artista ha llevado a cabo desde hace cinco años, en paralelo a una dedicada lectura de autores identificados en la generación de los “Poetas malditos” –Arthur Rimbaud y Stéphane Mallarmé–, o bien, de Joseph Conrad, entre otros. De este autor inglés de origen polaco, Navarro retoma su obra El corazón de las tinieblas para escapar de la disciplina pictórica y trasladarse al dibujo expandido: una serie bi-cromática en negro y oro donde las figuras ondulantes son intervenidas con hilo de cobre a través de sus extremidades. La serie, en palabras del autor, “busca encarnar de manera muy gestual formas que lindan con lo animal y lo monstruoso, dos signos comúnmente relacionados con lo ‘otro’, con posturas y gestos propios de seres que se encuentran sujetos, mas no sometidos”. Esta motivación por la otredad invierte, de cierta manera, la narrativa establecida en la novela original de Conrad, inspirada en sus vivencias de viaje en el Congo, donde se describen los horrores del sometimiento esclavista de sus habitantes a manos de los colonos europeos. 

 

En el apartado curatorial Una temporada con Rimbaud (2019-2022), Jorge Navarro evoca la obra del poeta francés, particularmente al poema Una temporada en el infierno, que probablemente fue escrito durante su encierro en un granero. Esta evocación pictórica también traza un paralelismo singular con la vida y obra del escritor simbolista, toda vez que fue ejecutada durante el confinamiento de la pandemia de Covid-19, y “sirvió como pretexto para hacer una especie de descenso a un abismo personal”. 

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Simultáneas (2024) remite desde la pintura, contradictoriamente, a los códigos de la multiplicidad y serialidad con los que se identifican otras disciplinas artísticas como la gráfica, cuestionando la noción del objeto pictórico como “único e irrepetible”. Mediante un principio de trabajo en paralelo, Navarro aborda un cúmulo de soportes para traducir en cada uno de ellos el mismo gesto y trazo pictórico a partir de una misma carga de óleo. Si bien las resonancias entre las resultantes nos advierten aquella simultaneidad aludida en el título de la serie, también reverberan las diferencias entre ellas, por lo que, paradójicamente,  nos enfrentamos a obras que pueden entenderse –en los códigos de la gráfica– como “originales múltiples”.

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Los óleos que integran la serie Lo raro; lo extraño dialogan con la obra citada de Mark Fisher para confirmar nuestra condición de extrañamiento, convulsión o perturbación frente a aquello que internamente nos provoca lo ajeno o diferente con respecto a las categorías estéticas “positivas” del canon. Esta serie busca generar una sensación de desconcierto respecto a los parámetros de lo “bello” y la “fealdad”. En todo caso, “la extrañeza que pudiera generar esta colección no está en la pintura en sí, sino en el interior de quien las mira”.
 
Desde el siglo pasado, las derivas del arte actual y su teorización estética han apuntalado la pertinencia de cambiar los paradigmas para aproximarse a las formas de representación disruptivas. Es en la creación de autores como Jorge Navarro que se vuelven inestables las categorías y jerarquías normalizadas en las modalidades hegemónicas del “gusto”, lo cual conlleva también una actitud política y ética asumida en el acto de observar e interpretar como acciones sensibles. Distintos autores, en alcance a las postulaciones de Freud y Fisher, apuntan sobre la subversión de los códigos para definir y normalizar una “Estética de la alteridad”, de lo cuir, para reconocer “lo bello” en las disidencias, las diferencias, las divergencias y las otredades, que históricamente han quedado sometidas a las categorías de lo “feo”, lo “extraño”, lo “raro”, “lo enfermo”… 

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Santiago Pérez Garci
 

 © Jorge Navarro​

Fotografías: Ángel Rueda, Jesús Pineda y Jorge Navarro

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